"No se permite llorar", ese era el texto que rezaba en un cartel clavado en la puerta, una puerta de madera y acero pesada como la carga que soportaba. Dentro, estaba vacio y mudo... sin risas, sin musica, sin sonrisas, sin besos....Y es que si nos prohiben llorar, nos quedamos fuera con nuestra bella forma de sentirnos humanos.
lunes, 23 de junio de 2008
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